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Ester 4:4 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

4 Cuando las jóvenes de Ester y sus eunucos fueron y se lo informaron, la reina se estremeció muchísimo. Ella envió ropa para que Mordekhay se vistiera y se quitara el luto; pero él no la aceptó.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando las doncellas y los eunucos de la reina Ester se le acercaron y le contaron lo de Mardoqueo, ella se angustió profundamente. Le envió ropa para reemplazar la tela áspera, pero él la rechazó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Cuando Ester se enteró de todo eso por medio de sus damas y de sus eunucos, quedó horrorizada. Mandó ropa a Mardoqueo para que se la pusiera en vez del saco, pero éste se negó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando las doncellas de Ester y sus eunucos le informaron, la reina se estremeció° en gran manera. Luego envió vestiduras para que se las vistiera Mardoqueo, y se quitara de encima su saco,° pero él no lo aceptó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Las doncellas de Ester y sus eunucos entraron a comunicárselo; y la reina sintió inmensa angustia. Mandó vestidos para que se los pusiera Mardoqueo y se quitara el sayal, pero él no los aceptó.

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Ester 4:4
10 Referencias Cruzadas  

Todos sus hijos e hijas trataban de consolarlo; pero él no se dejaba consolar, diciendo: “No, llorando bajaré a la sepultura con mi hijo”. Así lo lloraba su padre.


Yahú levantó la cara hacia la ventana y dijo: “¿Quién está conmigo? ¿Quién?” Y dos o tres eunucos se inclinaron hacia él.


Pero la reina Washtí rehusó comparecer ante la orden del rey enviada por medio de los eunucos. El rey se enfureció muchísimo, y se encendió en él su ira.


–Además, en cada provincia a donde llegaba la orden y el decreto del rey, había gran duelo entre los yahuditas, con ayuno, llanto y lamentación; y todo el mundo yacía en luto y ceniza–.


Entonces Ester llamó a Hatakh, uno de los eunucos que el rey había puesto al servicio de ella, y lo envió a Mordekhay para saber qué sucedía y por qué.


En mis días de angustia busco a Yahweh; mis manos se extienden hacia ti de noche sin descanso, mi mente rehúsa el consuelo.


Que no diga el extranjero que se ha adherido a Yahweh: “Yahweh me mantendrá apartado de su pueblo”; y que no diga el eunuco: “Yo soy un árbol seco”.


Así ha dicho Yahweh: “Una voz se oye en Ramá –lamento y llanto amargo– Raquel llorando por sus hijos. No quiere que la consuelen por sus hijos, porque se han ido”.


Él se levantó y se fue. En eso vio a un kushita, un eunuco ministro de Kandaq, reina de los kushitas, que estaba a cargo de todo su tesoro. Este hombre había ido a Yerushaláyim para adorar,


Tomará una décima parte de los granos y las uvas de ustedes y se los dará a sus eunucos y cortesanos.


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