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Ester 4:3 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

3 –Además, en cada provincia a donde llegaba la orden y el decreto del rey, había gran duelo entre los yahuditas, con ayuno, llanto y lamentación; y todo el mundo yacía en luto y ceniza–.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 A medida que la noticia del decreto real llegaba a todas las provincias, había más duelo entre los judíos. Ayunaban, lloraban y se lamentaban, y muchos se vestían con tela áspera y se acostaban sobre ceniza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 En las provincias, a medida que fueron llegando la orden y el decreto, sólo se vio entre los judíos duelo, ayuno, lágrimas y lamentaciones; muchos se acostaron en la ceniza cubiertos de saco.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y en cada una de las provincias, dondequiera llegaba la orden del rey y su edicto, hubo gran duelo entre los judíos: ayuno y llanto y lamentaciones, y el saco y la ceniza llegaron a ser cama para muchos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 En cada una de las provincias, allí donde llegaban la orden y el decreto del rey, había entre los judíos gran duelo y ayuno y llanto y lamentaciones; y muchos se acostaban sobre sayal y ceniza.

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Ester 4:3
20 Referencias Cruzadas  

Esto sucedió en los días de Ajashwerosh –el Ajashwerosh que reinó sobre ciento veinte provincias desde Hodú [India] hasta Kush [Etiopía].


Entonces llamaron a los escribas del rey; el día trece del mes primero, convocaron a los escribas del rey y se emitió un decreto, como lo dirigió Hamán, a los sátrapas del rey, a los gobernadores de cada provincia y a los oficiales de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo en su propio idioma. Las órdenes se emitieron en nombre del rey Ajashwerosh y se sellaron con el anillo real.


“Ve, reúne a todos los yahuditas que viven en Shushán, y ayunen por mí; no coman ni beban en tres días, ni de noche ni de día. Yo también ayunaré con mis doncellas. Después iré donde el rey, aunque sea contrario a la ley; y si perezco, que perezca”


hasta que llegó frente a la puerta del palacio; pues no se podía pasar por la puerta real vestido de luto.


Cuando las jóvenes de Ester y sus eunucos fueron y se lo informaron, la reina se estremeció muchísimo. Ella envió ropa para que Mordekhay se vistiera y se quitara el luto; pero él no la aceptó.


Estos días de Purim se observarán en sus fechas señaladas, tal como el yahudita Mordekhay –y luego la reina Ester– los habían comprometido a hacer, y tal como habían asumido por ellos mismos y por sus descendientes la obligación de sus ayunos con sus lamentaciones.


Éste tomaba un tiesto para rascarse mientras se sentaba en cenizas.


Adonay Yahweh de los Ejércitos convocó en aquel día al llanto y al lamento, a raparse la cabeza y a vestirse de luto.


Por eso es que digo: “Dejen de mirarme, lloraré amargamente. No insistan en consolarme por la ruina de mi pobre pueblo”.


¿Es éste el ayuno que yo deseo: un día en que el hombre aflija su cuerpo? ¿Es el doblegar la cabeza como un junco y el acostarse en luto y ceniza? ¿A eso llaman ustedes ayuno, un día en que Yahweh es favorable?


Harán oír su voz por ti; gritarán amargamente. Echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en la ceniza.


Entonces volví mi rostro a Yahweh Ha'Elohim, buscándolo en oración y ruego, con ayuno, luto y ceniza.


Cuando llegaron las noticias al rey de Nineweh, se levantó de su trono, se quitó la ropa, se vistió de luto, y se sentó en cenizas


y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes.


Entonces el rey les dijo a sus sirvientes: ‘Amárrenlo de pies y manos y échenlo a las tinieblas de afuera’. Allí será el llanto y el crujir de dientes;


Al sirviente inútil échenlo a las tinieblas de afuera’. Allí será el llanto y el crujir de dientes”.


Ante eso Yahoshúa se rasgó la ropa. Él y los ancianos de Yisrael estuvieron hasta la tarde con sus rostros sobre el suelo frente al Arca de Yahweh; y se echaban tierra sobre la cabeza.


Cuando los mensajeros llegaron a HaGuivah de Shaúl y dieron ese informe a oídos del pueblo, todo el pueblo rompió a llorar.


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