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Daniel 9:2 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

2 en el primer año de su reinado, yo, Daniyel, entendí por los libros que, según la palabra de Yahweh dada al profeta Yirmeyahu, el número de los años que habría de durar la desolación de Yerushalem sería setenta años.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Durante el primer año de su reinado, yo, Daniel, al estudiar la palabra del Señor, según fue revelada al profeta Jeremías, aprendí que Jerusalén debía quedar en desolación durante setenta años.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Ese primer año de su reinado, yo Daniel estudiaba las Escrituras y sacaba la cuenta de esos setenta años que debían pasar sobre Jerusalén en ruinas como le fue revelado al profeta Jeremías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 en ese primer año de su reinado, yo, Daniel, entendí de los libros que, según la palabra de YHVH dada al profeta Jeremías, el número de los años que habría de durar la desolación de Jerusalem serían setenta años.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 en el primer año de su reinado, yo, Daniel, me puse a investigar en las Escrituras el número de los años que, según la palabra de Yahveh al profeta Jeremías, deberían pasar sobre la ruina de Jerusalén: eran setenta años.

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Daniel 9:2
32 Referencias Cruzadas  

en cumplimiento de la palabra de Yahweh hablada por Yirmeyahu, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo; mientras estuvo desolada guardó reposo, hasta que se cumplieron setenta años.


En el primer año de Kóresh [Ciro] el rey de Parás [Persia], cuando se cumplió la palabra de Yahweh por boca de Yirmeyahu, Yahweh despertó el espíritu de Kóresh el rey de Parás para emitir una proclama por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:


Porque tus decretos son mi deleite, mis compañeros íntimos.


(9) Tus santas ciudades se han vuelto un desierto: Tsiyón ha llegado a ser un desierto, Yerushalem una desolación.


Las palabras de Yirmeyahu hijo de Jilqiyahu, uno de los sacerdotes que estaban en Anatot, en el territorio de Binyamín.


A Yerushalem y a las ciudades de Yahudah, a sus reyes y a sus oficiales, para convertirlos en una ruina desolada, en objeto de chifletas y en maldición –como es ahora el caso;


“Mikhah el morashita, que profetizó en tiempos de Jizqiyahu, rey de Yahudah, le dijo a todo el pueblo de Yahudah: ‘Así ha dicho Yahweh de los Ejércitos: Tsiyón será arada como un campo, Yerushalem se convertirá en un montón de ruinas y el Monte del Templo en un altar en el bosque’.


entonces haré a esta Casa como hice a Shiloh, y pondré esta ciudad como una maldición para todas las naciones de la tierra”.


Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y a su nieto – hasta que también le llegue el turno a su propia tierra, cuando muchas naciones y grandes reyes lo subyugarán.


Porque así ha dicho Yahweh: “Cuando se cumplan los setenta años para Bavel, tomaré nota de ustedes, y les cumpliré mi promesa de favorecerlos –para hacerlos regresar a este lugar.


Haré cesar en las ciudades de Yahudah y en las calles de Yerushalem la voz de gozo y de alegría, la voz del novio y de la novia. Porque todo el país caerá en ruina.


Álef ¡Ay! Se sienta solitaria la ciudad que fue populosa! Ha quedado como viuda la que fue grande entre las naciones. La princesa de las provincias se ha vuelto tributaria.


No pasará por ella pie de hombre, ni pata de animal pasará por ella. No será habitada durante cuarenta años.


Entonces volví mi rostro a Yahweh Ha'Elohim, buscándolo en oración y ruego, con ayuno, luto y ceniza.


Ciertamente, por causa de ustedes a Tsiyón la van a arar como un campo, y Yerushalem vendrá a ser un montón de ruinas, y el Monte del Templo un altar en los bosques.


En eso el mensajero de Yahweh exclamó: “¡Oh Yahweh de los Ejércitos! ¿Hasta cuándo le negarás el perdón a Yerushalem y a los poblados de Yahudah, que pusiste bajo maldición hace setenta años?”


Dile a todo el pueblo del país y a los sacerdotes: Cuando ustedes ayunaban y lamentaban en el quinto y en el séptimo mes todos estos setenta años, ¿ayunaban para mi beneficio?


Por eso, cuando ustedes vean en el Lugar Santo la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniyel (el que lee, que entienda),


“Pero cuando ustedes vean que la abominación desoladora se ha establecido donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Yahudah huyan a los montes.


El eunuco le preguntó a Felipe: “Por favor, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo o de algún otro?”


Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura pública, en la exhortación y en la enseñanza.


Feliz el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas escritas en ella, porque el tiempo está cerca.


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