Daniel 2:9 - Biblia Versión Israelita Nazarena 20119 Si no me dan a conocer el sueño, habrá una sola sentencia para ustedes. Ciertamente se han puesto de acuerdo para dar una respuesta mentirosa y corrupta delante de mí, entre tanto que las circunstancias cambien. Por tanto, díganme el sueño, para que yo sepa que también pueden declarar su interpretación”. Ver CapítuloMás versionesBiblia Reina Valera 19609 Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación. Ver CapítuloBiblia Nueva Traducción Viviente9 “¡Si no me cuentan el sueño, están condenados!”. Así que han conspirado para mentirme, con la esperanza de que yo cambie de idea, pero cuéntenme el sueño y entonces sabré que pueden explicarme el significado. Ver CapítuloBiblia Católica (Latinoamericana)9 Si no me dan a conocer el sueño, todos ustedes serán ejecutados. De lo contrario, ustedes se pondrán de acuerdo para decirme cosas inventadas y engañosas mientras el tiempo pasa; cuéntenme pues el sueño y así sabré si son capaces de interpretarlo'. Ver CapítuloLa Biblia Textual 3a Edicion9 Si no me mostráis el sueño, una misma será vuestra sentencia, pues os habéis confabulado para mentirme con palabras falsas mientras pasa el tiempo. ¡Declaradme de una vez el sueño, y sabré que podréis interpretármelo! Ver CapítuloBiblia Serafín de Ausejo 19759 Ahora bien, si no me descubrís el sueño, es que también vosotros habéis tomado vuestra decisión: habéis concertado entre vosotros decirme falsedades y mentiras mientras pasa el tiempo. Por tanto, decidme el sueño, y entonces conoceré que podéis darme su interpretación'. Ver Capítulo |
“Todos los cortesanos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que si alguna persona, hombre o mujer, entra a la presencia del rey en el patio interior sin que lo hayan llamado, hay una sola sentencia: que se le dé muerte. Solamente si el rey le extiende el cetro de oro, podrá vivir. Y a mí no me han llamado para visitar al rey en los últimos treinta días”.
Ahora pues, ¿están listos para que al oír el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música se postren y le rindan homenaje a la estatua que he hecho? Porque si no le rinden homenaje, en la misma hora los echarán en medio de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué deidad será la que los pueda librar de mis manos?”