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Daniel 10:3 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

3 No comí manjares delicados, ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí con aceite, hasta que se cumplieron tres semanas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 En todo ese tiempo no comí nada pesado. No probé carne ni vino, ni me puse lociones perfumadas hasta que pasaron esas tres semanas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Durante esas tres semanas no probé comidas exquisitas, me privé de carne y de vino y renuncié a cualquier perfume.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 No comí manjar delicado, ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí con ungüento, hasta que fueron cumplidas tres semanas enteras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 No comí manjares delicados; ni carne ni vino entraron en mi boca; y no me ungí hasta que se cumplieron las tres semanas.

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Daniel 10:3
11 Referencias Cruzadas  

Mefivóshet, el nieto de Shaúl, bajó también al encuentro del rey. No se había arreglado la uñas de los pies, ni recortado su bigote, ni lavado su ropa desde el día en que el rey se fue hasta el día en que volvió en paz.


Aborrece el alimento; su comida favorita le [es repulsiva].


Y me dijo: ‘Daniyel, no temas, porque tus palabras han sido oídas desde el primer día que dedicaste tu mente a entender y a humillarte en presencia de tu Elohim. Yo he venido a causa de tus palabras.


Y aun llevará cautivas a Mitsráyim las deidades de ellos, con sus imágenes y con sus utensilios preciosos de plata y de oro. Durante algunos años él se mantendrá a distancia del rey del norte.


Después el rey fue a su palacio y pasó la noche sin comer. No llevaron diversiones a su presencia, y se le fue el sueño.


Ciertamente, por cuanto ustedes le fijan impuestos al pobre y le exigen tributo del grano, se han construido casas de piedra labrada, pero no vivirán en ellas; han plantado viñas deleitables, pero no beberán vino de ellas.


[2:10] “¡Saquen plata! ¡Saqueen oro!” No hay límite para el tesoro; es un caudal de toda clase de objetos preciosos.


Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,


Tú no ungiste mi cabeza con aceite, pero ésta ha ungido mis pies con perfume.


Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descualificado.


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