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Apocalipsis 7:9 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

9 Después de esto miré, y vi una gran multitud de todas las naciones y razas y pueblos y lenguas, cuyo número nadie podía contar. Están de pie delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y llevando palmas en sus manos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Después de esto vi un gentío inmenso, imposible de contar, de toda nación y raza, pueblo y lengua, que estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de toda nación y tribu, y pueblos y lenguas, que estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de ropas blancas, con palmas en sus manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Después miré y apareció una muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de toda nación, tribus, pueblos y lenguas, que estaban de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en las manos.

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Apocalipsis 7:9
41 Referencias Cruzadas  

Haré a tu linaje como el polvo de la tierra, de modo que si alguien puede contar el polvo de la tierra, entonces también tu linaje podrá contarse.


El cetro no se apartará de Yahudah, ni la vara de gobernante de entre sus pies; hasta que venga Shiloh, y el homenaje de los pueblos será suyo.


Pídemelo, y te daré en herencia las naciones; por propiedad, los confines de la tierra.


Lo recordarán y se volverán a Yahweh todos los rincones de la tierra; las familias de todas las naciones se postrarán delante de ti.


Tú estabas esplendoroso y glorioso, en las montañas de cacería.


En mis días de angustia busco a Yahweh; mis manos se extienden hacia ti de noche sin descanso, mi mente rehúsa el consuelo.


se acordó de su amor y su fidelidad para la casa de Yisrael; todos los confines de la tierra han visto la victoria de nuestro Elohim.


Oh Yahweh, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en tiempo de adversidad, a ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra y dirán: ‘Nuestros padres heredaron engaños, cosas que son inútiles y sin valor’.


En ese tiempo a Yerushalem la llamarán ‘Trono de Yahweh’, y todas las naciones se reunirán allá, en el nombre de Yahweh, en Yerushalem. No seguirán más la disposición de su malvado corazón.


Midió otros 1,000 codos, y el río ya no se podía cruzar, porque las aguas habían crecido. El río no se podía cruzar sino a nado.


[3:31] “El rey Nevukhadnetsar, a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Que tengan mucha paz.


Entonces el rey Daryáwesh escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra: Que tengan mucha paz.


[2:1] “El número de los del pueblo de Yisrael será como las arenas del mar, que no se puede medir ni contar; y en lugar de que se les diga: “Ustedes no son mi pueblo”, se les llamará Hijos del Elohim Vivo.


El primer día ustedes tomarán el producto de árboles hermosos, ramas de palmas, ganchos de árboles frondosos, y sauces del arroyo, y se gozarán delante de Yahweh su Elohim por siete días.


Yo les silbaré y los reuniré, porque los redimiré; ellos aumentarán y seguirán aumentando.


[15] En ese día muchas naciones se unirán a Yahweh y llegarán a ser su pueblo, y él morará en tu medio. Entonces sabrán ustedes que Yahweh de los Ejércitos me envió a ustedes.


Mientras tanto, miles y miles de personas se habían reunido, en tal conglomeración que se atropellaban unos a otros. Él comenzó a decir primeramente a sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.


“Así que manténganse alerta en todo tiempo, orando para que logren escapar de todas estas cosas que van a suceder, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.


tomó ramas de palmera y salió a recibirlo, y lo aclamaban a gritos: “¡Hoshía-na! ¡Bendito el que viene en el nombre de Yahweh, el Rey de Yisrael!”


Hermanos, para que no sean sabios en su propio concepto, no quiero que ignoren este misterio: que el endurecimiento que le ha ocurrido a Yisrael es parcial, hasta que haya entrado el número pleno de gentiles;


Por esta razón, tomen toda la armadura de Elohim, para que puedan resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes.


Y por lo tanto, de uno solo, y estando éste muerto en cuanto a estas cosas, nacieron hijos como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.


Más bien, ustedes se han acercado al monte Tsiyón, a la ciudad del Elohim vivo, a la Yerushaláyim celestial, a la reunión de millares de mensajeros,


El séptimo mensajero tocó la trompeta. Y en el cielo se oyeron grandes voces que decían: “El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Soberano y de su Mashíaj. Él reinará por siglos y siglos”.


Ya no habrá más maldición. Y el trono de Elohim y del Cordero estará en ella, y sus siervos le rendirán culto.


yo te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que veas.


También alrededor del trono había veinticuatro tronos, y sobre los tronos vi a veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro sobre sus cabezas.


Y miré, y oí la voz de muchos mensajeros alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era miríadas de miríadas y millares de millares.


Ellos entonaban un cántico nuevo, que decía: “¡Digno eres de tomar el rollo y de abrir sus sellos! Porque tú fuiste inmolado y con tu sangre has redimido para Yahweh gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.


Y a cada uno de ellos se le dio un vestido blanco; y se les dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos.


de la tribu de Zebulún, doce mil; de la tribu de Yosef, doce mil; de la tribu de Binyamín, doce mil.


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