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Apocalipsis 2:7 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

7 “El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las comunidades. Al que venza le concederé comer del árbol de la vida que está en medio del jardín del Eden de Elohim.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del fruto del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'Al vencedor le daré de comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 El que tiene oído, oiga qué dice el Espíritu a las iglesias. Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida,° que está en° el paraíso de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios'.

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Apocalipsis 2:7
36 Referencias Cruzadas  

Y del suelo Yahweh Elohim hizo crecer todo árbol agradable a la vista y bueno para alimento, con el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.


El fruto del justo es un árbol de vida; el sabio cautiva a la gente.


La esperanza que se tarda enferma el corazón, pero el deseo realizado es árbol de vida.


Una lengua sanadora es un árbol de vida, pero una desviada produce un espíritu quebrantado.


Es un árbol de vida para todos los que le echan mano, y todo el que se aferra a ella es feliz.


Estabas en el Eden, el huerto de Elohim. Tu vestidura era de toda clase de piedras preciosas: rubí, topacio, diamante, crisólito, ónice, jaspe, zafiro, turquesa y berilo. Y de oro era la confección de tus encajes y de tus engastes. En el día que fuiste creado fueron preparadas.


En el huerto de Elohim los demás cedros no lo igualaban, los cipreses no se le podían comparar en ramaje, ni los castaños tuvieron ramas semejantes a las suyas. Ningún árbol en el huerto de Elohim era igual a él en hermosura.


El que tiene oídos, que oiga.


Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.


El que tiene oídos, que oiga”.


Y decía: “El que tiene oído para oír, oiga”.


Nada de lo que entra al hombre desde afuera puede contaminarlo; pero lo que sale de él es lo que contamina al hombre.


[El que tenga oídos para oír, que oiga].


Entonces Yahoshúa le dijo: “En verdad te digo hoy: conmigo estarás en el paraíso”.*


Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando creció, produjo fruto a ciento por uno”. Al hablar de estas cosas, exclamó: “El que tiene oídos para oír, que oiga”.


Les he hablado de estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero ¡tengan valor; yo he vencido al mundo!


Pero a nosotros Elohim nos las reveló por el espíritu; porque el espíritu todo lo escudriña, aun las cosas profundas de Elohim.


que lo arrebataron al paraíso, donde escuchó cosas inefables que al hombre no se le permite expresar.


Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les he escrito a ustedes, niñitos, porque han conocido al Padre.


Y oí una voz del cielo que decía: “Escribe: ¡Felices los muertos que de aquí en adelante mueren en el Maestro!” “Sí”, dice el espíritu, “para que descansen de sus arduos trabajos; pues sus obras los seguirán”.


Vi algo como un mar de vidrio mezclado con fuego y a los vencedores sobre la bestia y su imagen y el número de su nombre estaban de pie sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Elohim.


“El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las comunidades. El que venza, jamás recibirá daño de la muerte segunda.


“El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las comunidades. Al que venza le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y escrito en la piedrecita un nombre nuevo que nadie conoce sino el que lo recibe.


El que venza heredará estas cosas; y yo seré su Elohim, y él será mi hijo.


Felices los que guardan sus mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida y para que entren en la ciudad por las puertas.


El espíritu y la esposa dicen: “¡Ven!” El que oye diga: “¡Ven!” El que tiene sed, venga. El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente.


En medio de la avenida de la ciudad, y a uno y otro lado del río, está el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto. Las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones.


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