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2 Samuel 7:10 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

10 Yo estableceré un hogar para mi pueblo Yisrael y lo plantaré firme, para que habite seguro y no tiemble más. Los malvados no volverán a afligirlo como en el pasado,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Le daré una patria a mi pueblo Israel y lo estableceré en un lugar seguro donde nunca será molestado. Las naciones malvadas no lo oprimirán como lo hicieron en el pasado,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 y pondré en el lugar que le corresponde a mi pueblo de Israel. Allí lo plantaré y allí se quedará. Ya no será más sacudido; los malvados ya no seguirán oprimiéndolo como antes,

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Asimismo he dispuesto un lugar para mi pueblo, para Israel; y lo he plantado para que habite en él, y no sea más removido, ni los hijos de iniquidad continúen oprimiéndolo como al principio,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Fijaré un lugar para mi pueblo Israel: allí lo plantaré y allí morará, sin que sea ya turbado, pues los hijos de la iniquidad no volverán a afligirlo como antes,

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2 Samuel 7:10
25 Referencias Cruzadas  

No volveré a hacer que los pies de Yisrael anden errantes de la tierra que he dado a sus padres, con tal de que observen fielmente todo lo que les he mandado –toda la Torah que les mandó mi siervo Mosheh”.


Estableceré un hogar para mi pueblo Yisrael y los plantaré firmes para que habiten seguros y no tiemblen más. Los malvados no volverán a consumirlo como en el pasado,


Y nunca más volveré a quitar los pies de Yisrael de la tierra que les asigné a sus padres, con tal de que procuren Obedecer fielmente todo lo que les he mandado –toda la Torah y las leyes y las reglas dadas por medio de Mosheh”.


Con tu propia mano expulsaste las naciones y los plantaste a ellos; quebrantaste los pueblos y los arrojaste.


Tú eres mi Rey, oh Elohim, decreta victorias para Yaaqov.


Trajiste una vid de Mitsráyim; expulsaste naciones y la plantaste;


limpiaste un lugar para ella, de manera que echó hondas sus raíces y llenó la tierra.


Entonces el Paroh le ordenó a todo su pueblo, diciendo; “A todo niño que nazca arrójenlo al río, pero dejen vivir a todas las niñas”.


Tú los llevarás y los plantarás en tu propio monte, en el lugar que hiciste para morar, oh Yahweh, el santuario, Yahweh, que tus manos establecieron.


La aró, la despedregó, y la sembró de vides selectas. Edificó en ella una torre, y hasta labró un lagar; porque esperaba que diese uvas buenas, pero dio uvas silvestres.


Porque la viña de Yahweh de los Ejércitos es la casa de Yisrael, el semillero que atendió con amor son los hombres de Yahudah. Y él esperaba justicia, pero sólo vio injusticia; esperaba equidad, pero sólo vio maldad.


El grito de “¡Violencia!” no se oirá más en tu tierra, ni de “¡Destrucción y ruina!” en tus fronteras. Y llamarás a tus muros “Victoria” y a tus puertas “Renombre”.


“Y tu pueblo, todos ellos justos, poseerán la tierra para siempre; ellos son los vástagos que yo planté, la obra de mis manos en la que me glorío.


En otro momento puedo decretar que una nación o un reino sea edificado y plantado;


Los miraré favorablemente, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no los derribaré; los plantaré y no los arrancaré.


Nunca más habrá para la casa de Yisrael espina que hiera ni aguijón que cause dolor, de parte de todos los que los rodean y los desprecian. Y sabrán que yo soy Yahweh”.


[20] “En ese día haré por ellos un pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo, con los reptiles del suelo; también eliminaré del país el arco, la espada, y la guerra. Así haré que se acuesten en seguridad.


Y los plantaré en su suelo, para nunca más ser desarraigados del suelo que les he dado –declara Yahweh su Elohim.


Y Elohim enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron”.


Los yisraelitas clamaron a Yahweh; porque tenía novecientos carros de hierro, y había oprimido a Yisrael duramente por veinte años.


Los invasores salieron del campamento pelishtino en tres filas: Una fila se dirigía al camino de Ofrah que lleva al distrito de Shual,


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