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2 Samuel 24:16 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

16 Pero cuando el mensajero extendía su mano hacia Yerushalem para destruirla, Yahweh renunció a mayor castigo, y le dijo al mensajero que destruía al pueblo: “¡Basta ya! ¡Detén tu mano!” El mensajero de Yahweh estaba junto a la era de Arawná el yebusita.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin embargo, cuando el ángel se disponía a destruir Jerusalén, el Señor desistió y le dijo al ángel de la muerte: «¡Detente! ¡Ya es suficiente!». En ese momento el ángel del Señor estaba junto al campo de trillar de Arauna el jebuseo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 El ángel exterminador extendió su mano hacia Jerusalén, pero Yavé se arrepintió del mal y dijo al ángel exterminador: '¡Detente! ¡Retira tu mano!' El ángel de Yavé estaba en ese momento cerca de la era de Arauna el jebuseo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Pero cuando el ángel° extendió su mano hacia Jerusalem para destruirla, YHVH se compadeció por esa desgracia, y dijo al ángel que estaba destruyendo al pueblo: ¡Basta ya! ¡Detén tu mano! Y el ángel de YHVH estaba junto a la era de Arauna, el jebuseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero cuando el ángel iba a extender su mano contra Jerusalén para destruirla, se arrepintió Yahveh del mal y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: '¡Basta ya! ¡Retira tu mano!'. El ángel de Yahveh estaba entonces junto a la era de Arauná, el jebuseo.

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2 Samuel 24:16
37 Referencias Cruzadas  

y al yebusita, al emorita, al guirgashita,


Y Yahweh lamentó haber creado al hombre en la tierra, y se le entristeció el corazón.


Gad fue donde Dawid el mismo día y le dijo: “Sube y erige un altar a Yahweh en la era de Arawná el yebusita.


En aquella ocasión Dawid dijo: “Los que ataquen a los Yevusitas, usen el conducto de agua [para alcanzar] a los cojos y a los ciegos, que son detestables para Dawid”. Por eso se dice: “Ni el ciego ni el cojo entrará en la Casa”.


y él se fue un día de camino por el desierto. Luego llegó a un arbusto de retama y se sentó allí, y pidió la muerte, diciendo: “¡Ya basta, Yahweh! ¡Quítame la vida, que yo no soy mejor que mis padres!”


Aquella misma noche salió un mensajero de Yahweh e hirió a 185,000 en el campamento de los aramitas, y a la mañana siguiente ya todos eran cadáveres.


al yebusita, al emorita, al guirgashita,


Entonces Shelomoh comenzó a edificar la Casa de Yahweh en Yerushalem, en el monte Moriyah, donde se le había aparecido a su padre Dawid, en el lugar que Dawid había designado, en la era de Ornán el yebusita.


Yahweh envió un mensajero que aniquiló a todos los guerreros diestros, a los comandantes, y a los oficiales en el ejército del rey de Ashur, y éste regresó a su tierra avergonzado. Entró en la casa de su deidad, y allí algunos de su propio linaje lo derribaron a espada.


porque Yahweh defenderá a su pueblo, y conseguirá una satisfacción para sus servidores.


Sea su camino tenebroso y resbaloso, y que el mensajero de Yahweh los persiga.


Pero él, compasivo, les perdonó la maldad y no los destruyó; muchas veces apartó su indignación y no quiso despertar toda su ira;


Vuelve, Yahweh, ¿hasta cuándo tardarás? ¡Conduélete de tus servidores!


Y la sangre sobre las casas donde estén ustedes será una señal para ustedes: cuando yo vea la sangre, pasaré sobre ustedes, de modo que ninguna plaga los destruya a ustedes cuando yo azote la tierra de Mitsráyim.


Porque cuando Yahweh pase para azotar a los mitsritas, verá la sangre sobre el dintel y los dos postes, y Yahweh pasará sobre la puerta y no dejará que el Destructor entre a azotar su hogar.


Y Yahweh renunció al castigo que había planeado traer contra su pueblo.


Intercede con Yahweh para que terminen los truenos terribles y el granizo. Los dejaré ir; no tienen que quedarse por más tiempo”.


Asaltándolos con furia incontenida, su implacable soplido los arrastró en un día de viento de Oriente.


Porque no voy a contender para siempre, no voy a estar airado para siempre; no, yo que hago desmayar los espíritus, también creo el aliento de vida.


“¿Acaso Jizqiyahu, rey de Yahudah, y todo Yahudah lo mataron? ¿No temió más bien a Yahweh y le imploró a Yahweh, de modo que Yahweh renunció del castigo que había decretado contra ellos? Nosotros estamos a punto de hacer un mal grande contra nosotros mismos”.


Si ustedes se quedan en esta tierra, yo los edificaré y no los destruiré, los plantaré y no los arrancaré; porque lamento el castigo que he traído sobre ustedes.


Yahweh desistió de esto. “No sucederá”, dijo Yahweh.


Yahweh desistió de esto. “Eso tampoco sucederá”, dijo Adonay Yahweh.


!Oh Yahweh, he oído de tu renombre; estoy asombrado, oh Yahweh, por tus obras. Renuévalas en estos años, oh, dalas a conocer en estos años! Aunque airado, que te acuerdes de la compasión.


Pero limpiaré la sangre de su boca, y las cosas detestables de entre sus dientes. Sus sobrevivientes, también, pertenecerán a nuestro Elohim: llegarán a ser como un clan en Yahudah, y Eqrón será como los yebuseos.


Volvió por tercera vez y les dijo: “¿Todavía están durmiendo y descansando? ¡Basta ya! Ha llegado la hora. Miren, al Hijo del Hombre lo entregan en manos de los pecadores.


De repente lo hirió un mensajero de Yahweh, por no haberle dado la gloria a Elohim. Y murió comido de gusanos.


Ni murmuren, como algunos de ellos murmuraron y perecieron por el destructor.


Ya es suficiente para esa persona la reprensión de la mayoría.


Pero los descendientes de Yahudah no pudieron desposeer a los yebuseos, los habitantes de Yerushalem; así que los yahuditas moran con los yebuseos en Yerushalem hasta el día de hoy.


Los binyaminitas no desposeyeron a los habitantes Yevusitas de Yerushalem; de manera que los Yevusitas han habitado con los binyaminitas en Yerushalem hasta el día de hoy.


Como ya estaban cerca de Yevús, y el día había declinado mucho, el asistente le dijo a su amo: “Desviémonos a ese poblado de los Yevusitas y pasemos ahí la noche”.


“Lamento haber hecho rey a Shaúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mi mandato”. Shemuel se angustió y le rogó a Yahweh toda la noche.


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