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2 Samuel 23:10 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

10 pero él se mantuvo firme, e hirió a los pelishtinos hasta que se le cansó el brazo y se le quedó la mano pegada a la espada; y aquel día Yahweh dio una gran victoria. Luego las tropas volvieron a él, pero sólo para despojar [a los muertos].

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él tan solo para recoger el botín.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Siguió matando a filisteos hasta que se le cansó la mano para levantar su espada, y ese día el Señor le dio una gran victoria. ¡El resto del ejército regresó recién a la hora de recoger el botín!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 pero él les hizo frente; peleó con los filisteos hasta quedar con la mano tan cansada que se le crispó en la espada. Ese día Yavé otorgó una gran victoria. El ejército volvió inmediatamente, pero no tuvo más que despojar a los enemigos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Éste se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se quedó pegada a la espada. En aquel día YHVH dio una gran victoria, y el pueblo volvió en pos de él sólo para tomar el botín.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 él se mantuvo firme e hirió a los filisteos hasta que se le cansó la mano y se le quedó pegada a la espada. Aquel día le otorgó Yahveh una gran victoria, de tal suerte que el ejército volvió sobre sus pasos, aunque sólo para recoger los despojos.

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2 Samuel 23:10
20 Referencias Cruzadas  

pero [Shamah] se puso firme en medio de la parcela y la defendió, y derrotó a los pelishtinos. Así Yahweh les dio una gran victoria.


Naamán, comandante del ejército del rey de Aram, era un hombre muy importante delante de su amo y tenido en gran estima, porque por medio de él Yahweh le había concedido la victoria a Aram. Pero el hombre, aunque era un guerrero valiente, estaba leproso.


Estaba con Dawid en Pas Damim cuando los pelishtinos se reunieron allí para la batalla. Había allí una parcela de tierra llena de cebada; las tropas habían huido ante los pelishtinos,


Con Elohim triunfaremos; él pisoteará a nuestros enemigos.


a ti que das victoria a los reyes, que rescatas a tu servidor Dawid de la espada mortal.


“Reyes con sus ejércitos huyen precipitadamente, y las amas de casa reparten el botín.


Por tanto, yo le daré los muchos como su porción, recibirá las multitudes como su despojo. Porque él se expuso a la muerte y fue contado entre los pecadores, mientras que él llevaba el pecado de los muchos e hizo intercesión por los pecadores.


Pues no me atrevería a hablar de nada que el Mashíaj no haya hecho por medio de mí, para que los gentiles obedezcan por palabra y obra.


Porque no nos proclamamos a nosotros mismos, sino al Mashíaj Yahoshúa como Maestro; y a nosotros, como siervos de ustedes por causa de Yahoshúa.


Yahweh los hizo caer en pánico delante de Yisrael: [Yahoshúa] les infligió una aplastante derrota en Guivón, los persiguió en dirección a la cuesta de Bet Jorón, y fue derribándolos hasta Azeqah y Maquedah.


Todos esos reyes y sus territorios fueron conquistados por Yahoshúa de un sólo golpe, porque Yahweh, el Elohim de Yisrael, peleaba por ellos.


Yahweh los entregó en las manos de Yisrael, y los derrotaron y los persiguieron hasta la Gran Tsidón y Mitsrefot Máyim, y hasta el Valle de Mitspeh al este, los acabaron, sin dejar escapar a nadie.


Cuando llegó a Lejí, los pelishtinos vinieron gritando a recibirlo. Entonces el espíritu de Yahweh se apoderó de él, y las sogas en sus brazos vinieron a ser como lino que coge fuego; las amarras se le deshicieron en las manos.


Luego le dio mucha sed, y llamó a Yahweh: “Tú mismo has concedido esta gran victoria mediante tu servidor; ¿y tendré ahora que morir de sed y caer en manos de los incircuncisos?”


Pero Shaúl respondió: “¡A nadie se va a matar hoy! Porque hoy Yahweh ha traído victoria a Yisrael”.


Así Yahweh trajo la victoria a Yisrael ese día. El combate se extendió más allá de Bet Awén.


Yahonatán le dijo al asistente que le cargaba las armas: “Ven, vamos a cruzar hacia el puesto de esos incircuncisos. Tal vez Yahweh actúe en nuestro favor, porque nada le impide a Yahweh ganar una victoria por muchos o por pocos”.


Entonces los yisraelitas volvieron de perseguir a los pelishtinos y saquearon su campamento.


Él expuso su vida y mató al pelishtino, y Yahweh trajo una gran victoria para todo Yisrael. Usted lo vio y se gozó. ¿Por qué entonces debería usted incurrir en la culpa de derramar la sangre de un inocente, matando a Dawid sin motivo?”


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