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2 Samuel 14:9 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

9 Y la mujer de Teqoa le dijo al rey: “¡Oh mi amo el rey, que la culpa sea sobre mí y sobre mi casa ancestral! Su Majestad y su trono sean sin culpa”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 —¡Oh gracias, mi señor el rey! —le respondió la mujer de Tecoa—. Si lo critican por ayudarme, que la culpa caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre, y que el rey y su trono sean inocentes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 La mujer de Tecoa dijo al rey: '¡Señor rey, que este problema me afecte sólo a mí y a mi familia, pero que el rey y su trono no tengan por qué preocuparse!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 La mujer de Tecoa dijo entonces al rey: ¡Oh rey señor mío, recaiga la iniquidad sobre mí y sobre la casa de mi padre, pero que el rey y su trono sean libres de culpa!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Pero la mujer de Tecoa dijo al rey. '¡Caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre la culpa, oh mi señor el rey, y queden limpios de ella el rey y su trono!'.

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2 Samuel 14:9
10 Referencias Cruzadas  

Pero su madre le dijo: “Que tu maldición, hijo mío, caiga sobre mí. Sólo haz lo que te digo y ve y escógemelos”.


Yo mismo seré su fiador; puedes hacerme responsable; si no te lo traigo de regreso y te lo pongo delante, yo llevaré la culpa delante de ti para siempre.


El rey dijo: “Si alguien te dice algo más, tráelo donde mí, y nunca te volverá molestar”.


El rey le dijo a la mujer: “Ve a tu casa, que yo expediré una orden en tu favor”.


Que la culpa por la sangre de ellos recaiga sobre la cabeza de Yoav y de sus descendientes para siempre; y que la paz de Yahweh se le conceda a Dawid y a sus descendientes, a su casa y su trono”.


Ustedes no deben contaminar la tierra en que viven; porque la sangre contamina la tierra, y la tierra no puede tener expiación por la sangre que se derrama en ella si no es con la sangre del que la derramó.


Y todo el pueblo respondió: “¡Que su sangre recaiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”


Postrada a sus pies, suplicó: “Que la culpa sea mía, mi amo, pero deje hablar a su criada; escuche el ruego de su criada.


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