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2 Samuel 12:3 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

3 pero el pobre no tenía más que una sola corderita que había comprado. Él la había criado y ésta había crecido junto con él y sus hijos; ella comía de su bocado de pan, bebía de su vaso, y dormía en su seno; era como una hija para él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 El pobre no tenía nada, solo una pequeña oveja que había comprado. Él crio esa ovejita, la cual creció junto con sus hijos. La ovejita comía del mismo plato del dueño y bebía de su vaso, y él la acunaba como a una hija.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 el pobre, en cambio, sólo tenía una oveja que había comprado. La alimentaba, crecía a su lado junto con sus hijos, comía de su pan, tomaba de su copa y dormía en su regazo; era para él como una hija.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 pero el pobre no tenía más que una corderita que había comprado, a la cual iba criando; y ella crecía juntamente con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso y durmiendo en su regazo, y era para él como una hija.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El pobre tenía solamente una ovejita pequeña que había comprado. Él la criaba, y ella iba creciendo con él y sus hijos; comía de su pan, bebía de su copa y aun dormía en su seno. Era para él como una hija.

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2 Samuel 12:3
6 Referencias Cruzadas  

y el rey mandó alguien a preguntar por la mujer. Este informó: “Ella es BatSheva hija de Eliam [y] esposa de Uriyah el jetita”


El rico tenía muy grandes rebaños y manadas,


Un día, vino un viajero donde el hombre rico, y éste no quiso tomar nada de sus propios rebaños ni de sus manadas para prepararle una cena al huésped que le había llegado; de manera que tomó la corderita de aquel hombre pobre, y la preparó para el hombre que había venido a él”.


No confíen en ningún amigo, no se fíen de ningún íntimo; sé cuidadoso al hablar con la que se acuesta en tu regazo.


(13:7) Si tu hermano, el propio hijo de tu madre, o tu hijo o tu hija, o la esposa de tu intimidad, o tu amigo íntimo te incita en secreto, diciendo: “Ven, vamos a adorar otras deidades” –las cuales tú ni tus padres han experimentado–


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