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2 Samuel 11:25 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

25 Entonces Dawid le dijo al mensajero: “Dale este mensaje a Yoav: ‘No te angusties por el asunto. La espada siempre cobra sus bajas. Refuerza tu ataque contra la ciudad y destrúyela’. Y tú anímalo”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 —Bien, dile a Joab que no se desanime —dijo David—. ¡La espada devora a este hoy y a aquel mañana! La próxima vez esfuércense más, ¡y conquistarán la ciudad!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 David dijo al mensajero: 'Dile a Joab que no se preocupe más por este asunto, porque la espada devora tanto aquí como acullá. Dile que refuerce su ataque contra la ciudad hasta que la destruya; que se mantenga firme'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: Que esto no te desagrade, porque la espada devora tanto a uno como a otro. Refuerza tu ataque contra la ciudad y destrúyela. Y tú, aliéntale.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Entonces dijo David al mensajero: 'Esto has de decir a Joab: 'No te aflijas por este incidente, pues la espada devora unas veces a unos y otras veces a otros. Refuerza tu ataque contra la ciudad y arrásala. Y tú dale ánimo''.

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2 Samuel 11:25
8 Referencias Cruzadas  

Pero los arqueros tiraron contra sus servidores desde arriba del muro y murieron algunos de los servidores de Su Majestad; su servidor Uriyah el jetita cayó también”.


Cuando la esposa de Uriyah oyó que su esposo Uriyah había muerto, hizo duelo por su esposo.


Yoav estaba atacando a Rabah de los amonitas y capturó la ciudad real.


Entonces el ejército -los hombres de Yisrael- se reunieron y se formaron en batalla otra vez en el mismo lugar donde se habían formado el primer día.


Entonces vigilen: si sube por el camino a Bet Shémesh, a su propio territorio, fue él quien nos infligió este gran daño. Pero si no, sabremos que no fue su mano la que nos golpeó; simplemente nos sucedió por casualidad”.


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