En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría.
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma.
Cuando mi mente se llenó de dudas, tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.
Cuando las preocupaciones me asediaban, tus consuelos me alegraban el alma.
Cuando mis inquietudes se multiplican en mí, Tus consuelos deleitan mi alma.
Cuando crecen las cuitas en mi pecho, tus consuelos me alegran el espíritu.