Dios se enojó mucho con ellos y acabó por aborrecerlos.
Se encendió, por tanto, el furor de Jehová sobre su pueblo, Y abominó su heredad;
Por eso, el enojo del Señor se encendió contra su pueblo, y él aborreció a su posesión más preciada.
La cólera del Señor se encendió contra su pueblo y tuvo horror de su propia gente.
Por tanto la ira de YHVH se encendió contra su pueblo, Y abominó su heredad;
Enojóse el Señor contra su pueblo, llegando a abominar de su heredad.