»Cuando Dios se enoja, con un soplo destruye al malvado,
Perecen por el aliento de Dios, Y por el soplo de su ira son consumidos.
Un soplo de Dios los destruye y se desvanecen con una ráfaga de su enojo.
Dios los hace perecer con el aliento de su boca y los aniquila con el soplo de su cólera.
Por el aliento de Dios perecen, Y por el soplo de su ira son consumidos.
Ante el aliento de Dios perecen, el soplo de su cólera los destruye.