»No necesito ser tu juez, pues tus palabras te condenan. Tienes tan sucia la mente que solo dices mentiras.
Porque tu boca declaró tu iniquidad, Pues has escogido el hablar de los astutos.
Tus pecados le dicen a tu boca qué decir, y tus palabras se basan en el astuto engaño.
La maldad de tu interior te hace hablar, te entrega argumentos contradictorios.
Porque tu iniquidad instiga° tu boca, Y adoptas la lengua del taimado.
Tu culpa te inspira las palabras, empleas el lenguaje de la astucia.