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Eclesiastés 9:1 - La Biblia Textual 3a Edicion

1 Por todo ello dediqué mi corazón para declarar que los justos y los sabios y sus obras, todas estas cosas, están en la mano de Dios, aun el amor y el odio, pero el hombre no lo sabe, aunque todo está delante de ellos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 También me dediqué a investigar lo siguiente: si bien Dios tiene en sus manos las acciones de los sabios y de los justos, nadie sabe si Dios les mostrará su favor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Reflexioné pues en todo eso y vi claramente que los justos, los sabios y sus obras están en las manos de Dios. ¿Lo quiere El o no? Los hombres no lo saben: les puede pasar cualquier cosa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Me he dedicado a examinar todo esto y he visto que los justos, los sabios y sus obras están en la mano de Dios. El hombre no conoce el amor ni el odio: ambas cosas son para él

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto; que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; y que no saben los hombres ni el amor ni el odio; todo está delante de ellos.

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Eclesiastés 9:1
31 Referencias Cruzadas  

En verdad Él ha amado a nuestras° tribus: ¡Todos sus santos están en tu mano, Se postran a tus pies, Y reciben tus palabras!


que sois guardados° por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación, que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero, en lo cual os alegráis grandemente.°


Hay otra vanidad que ocurre sobre la tierra: hay justos a quienes les sucede conforme a la obra de los impíos, y hay impíos a quienes les sucede conforme a la obra de los justos. Digo que también esto es vanidad.


En cuya mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de toda la humanidad?


Por causa de lo cual también padezco estas cosas, pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y he sido persuadido° de que es poderoso para guardar mi depósito° hasta aquel día.


Tú, oh YHVH, nos gobernarás en paz, Porque todas nuestras obras las has hecho a nuestro favor.


Encomienda a YHVH tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.


En tus manos encomiendo mi espíritu,° Tú, oh YHVH, Dios de verdad, me has redimido.


Él guarda los pies de sus fieles, Pero los malos enmudecerán en las tinieblas, Porque por fuerza propia no prevalecerá ninguno.


Asimismo el necio multiplica las palabras: El hombre no sabe lo que le ha de suceder, Y lo que sucederá tras él, ¿quién se lo anunciará?


Cuando apliqué° mi corazón a conocer la sabiduría y a ver la tarea que se hace sobre la tierra (porque hay quienes ni de día ni de noche ven el sueño con sus ojos),


Dirigí mi corazón al saber, a escudriñar y a buscar el conocimiento y la razón, procurando conocer cuál es la peor insensatez, la necedad más absurda,


Esta dualidad he visto en mi vida vana: Hay justo que fracasa por su justicia, y hay impío que prospera en su impiedad.


He dedicado mi corazón a conocer sabiduría, y a entender la locura y la insensatez, y comprendí que aun esto es correr tras el viento.


Porque tuve envidia de los soberbios, Viendo la prosperidad de los malvados.


r Sin embargo Tú lo ves, Porque observas el agravio y la vejación, Para retribuirlo con tu mano. ¡A ti se encomienda el desvalido! ¡Tú eres el defensor del huérfano!


Si yo fuera tú, me dirigiría a Dios, Y expondría mi causa ante ’Elohim,


Mi vida está de continuo en peligro,° Pero no he olvidado tu Ley.


Han perecido con su amor, con su odio y con su envidia, y nunca más tendrán parte alguna en todo lo que se hace debajo del sol.


Hombres y mujeres, niños y princesas, y cuantos Nabuzaradán, capitán de la guardia, había encomendado a Gedalías ben Ahicam, hijo de Safán; y también al profeta Jeremías y a Baruc ben Nerías,


Si todos vosotros lo habéis observado, ¿Por qué repetís vaciedades?


Pues no sabe qué sucederá. Y cuando esté por suceder, ¿quién se lo anunciará?


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