Eclesiastés 12:8 - La Biblia Textual 3a Edicion

⁸ Vanidad de vanidades, dice Cohélet. ¡Todo es vanidad!

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

⁸ Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁸ «Nada tiene sentido —dice el Maestro—, ningún sentido en absoluto».

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁸ ¡Esto no tiene sentido! decía Qohelet, ¡nada a qué aferrarse!

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁸ ¡Vanidad de vanidades!, dice Qohélet. ¡Todo es vanidad!

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

⁸ Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

⁸ Yo, el Predicador, declaro: ¡En esta vida nada tiene sentido! ¡Todo es una ilusión!

Eclesiastés 12:8 Referencias Cruzadas

Salmos 62:9

Sólo Vanidad son los del vulgo, Mentira son los nobles. Puestos en balanza, suben, Pero serán más livianos que un soplo.

Eclesiastés 1:1

Las palabras° de Cohélet,° hijo de David, rey en Jerusalem.

Eclesiastés 1:12

Cuando yo, Cohélet, vine a ser rey sobre Israel en Jerusalem,

Eclesiastés 1:14

He visto todas las obras que se hacen debajo del sol, y he aquí que todo es vanidad y correr tras el viento.

Eclesiastés 1:17

He dedicado mi corazón a conocer sabiduría, y a entender la locura y la insensatez, y comprendí que aun esto es correr tras el viento.

Eclesiastés 1:2

Vanidad de vanidades, dice Cohélet. Vanidad de vanidades,° todo es vanidad.

Eclesiastés 2:17

Aborrecí pues la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y correr tras el viento.

Eclesiastés 4:4

He visto asimismo que todo trabajo y toda obra excelente despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y correr tras el viento.

Eclesiastés 6:12

Porque ¿quién sabe lo que es bueno para el hombre en la vida, todos los días de su vana vida? Los pasará como una sombra, pues ¿quién anunciará al hombre lo que sucederá después de él debajo del sol?

Eclesiastés 8:8

No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte. No hay escape en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.