Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos.
Así que dejé que siguiera sus tercos deseos y que viviera según sus propias ideas.
Los dejé, pues, que siguieran sus caprichos y caminaran según su parecer.
Los entregué, por tanto, a la obstinación de su corazón, Para que anduvieran en sus propios designios.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer.
12 (13) Por eso los dejé que hicieran lo que les diera la gana.