Pues tú has librado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Y mis pies de resbalar.
Me rescató de la muerte; quitó las lágrimas de mis ojos, y libró a mis pies de tropezar.
Ha librado mi alma de la muerte, de lágrimas mis ojos y mis pies de dar un paso en falso.
Tú has librado mi alma de la Muerte, Mis ojos de las lágrimas, Y mis pies de los tropiezos.
Tú, cierto, me preservas de la muerte, mis ojos del llanto, mis pies de la caída.
Me libraste de la muerte, me secaste las lágrimas, y no me dejaste caer.