Luego se alegran, porque se apaciguaron; Y así los guía al puerto que deseaban.
¡Qué bendición fue esa quietud cuando los llevaba al puerto sanos y salvos!
Se alegraron al ver calmado todo, y los llevó al puerto deseado.
Se alegraron de la bonanza; Los condujo al puerto que anhelaban.
Alegres, en la calma, los conduce a su puerto deseado.
Cuando se calmó la tormenta, ellos se pusieron muy contentos y Dios los llevó a su destino.