El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
Quienes no emplean la vara de disciplina odian a sus hijos. Los que en verdad aman a sus hijos se preocupan lo suficiente para disciplinarlos.
No usar el chicote es no amar al hijo: el que lo ama no demora en corregirlo.
El que escatima el castigo aborrece a su hijo, El que lo ama, temprano lo corrige.
Quien escatima la vara quiere mal a su hijo, quien bien le quiere procura corregirlo.
Si amas a tu hijo, corrígelo; si no lo amas, no lo castigues.