Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta.
Ninguna persona apartada especialmente para destrucción podrá ser rescatada. Esa persona será ejecutada.
Por esto ningún ser humano consagrado como anatema será rescatado: será muerto.
Ninguna persona bajo anatema podrá ser rescatada. Será muerta irremisiblemente.
Ningún ser humano que haya sido consagrado por anatema podrá ser rescatado; morirá sin remisión.
Esto vale también para las personas que sean dedicadas a mi servicio.