A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?
Aun así me dices: “Padre, tú has sido mi guía desde mi juventud.
Mas aún me llamabas: 'Padre mío, tú, el amigo de mi juventud, ¿tendrás rencor para siempre? ¿Durará eternamente tu cólera?'
Ahora mismo me dices: Tú eres mi Padre, mi amigo de juventud;
¿No acabas de implorarme ahora mismo: ¡Padre mío! El amigo de mi juventud eres tú?
Hasta hace poco me decías que me querías como a un esposo, que yo era el novio de tu juventud.