Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.
»“No, Señor —respondí—. Jamás he comido algo que nuestras leyes judías declaren impuro o inmundo”.
Yo contesté: '¡De ninguna manera, Señor! Nunca ha entrado en mi boca nada profano o impuro.
Y dije: De ningún modo, Señor, porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.
Pero yo dije: 'De ninguna manera, Señor; jamás cosa profana o impura entró en mi boca'.
»Yo le respondí: “¡No, Señor, de ninguna manera! Nuestra ley no nos permite comer carne de esos animales. Yo jamás he comido alimentos prohibidos.”