Aquel día el príncipe sacrificará por sí mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado.
El día de la Pascua, el príncipe proveerá un becerro como sacrificio por su propio pecado y el pecado del pueblo de Israel.
Ese día el príncipe ofrecerá un toro como sacrificio por el pecado, por él y por todo el pueblo.
El príncipe ofrecerá ese día por sí y por toda la población del país un novillo en sacrificio por el pecado.
Ese día el gobernador me presentará como ofrenda un ternero, para perdón de sus propios pecados y de los de todo el pueblo.