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Tito 1:3 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

3 y ahora, en el tiempo prefijado, ha hecho público su mensaje mediante la predicación que a mí me ha sido confiada por mandato de Dios, nuestro Salvador.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Y ahora, en el momento preciso, él dio a conocer este mensaje, que nosotros anunciamos a todos. Es por mandato de Dios nuestro Salvador que se me ha confiado esta tarea para él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El habló con toda claridad en el tiempo fijado, y ése es el mensaje que me ha sido encargado por decisión de Dios, nuestro Salvador.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 pero° en sus propios tiempos manifestó su palabra por la predicación que me fue encomendada° por orden de Dios nuestro Salvador:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 y que, a su debido tiempo, manifestó su palabra mediante la proclamación que me fue encomendada por orden de Dios nuestro Salvador,

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Tito 1:3
39 Referencias Cruzadas  

Decía: - El tiempo ha llegado y el reino de Dios ya está cerca. Convertíos y creed en el mensaje de salvación.


Pues antes del fin ha de ser anunciada a todas las naciones la buena noticia de la salvación.


les dijo: - Id por todo el mundo y anunciad a todos el mensaje de la salvación.


Mi corazón está lleno de alegría a causa de Dios, mi Salvador,


Tenéis conocimiento de cómo Dios dirigió su mensaje a los israelitas y les anunció la buena nueva de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.


El ha hecho, a partir de una sola sangre, que las más diversas razas humanas pueblen la superficie entera de la tierra, determinando las épocas concretas y los lugares exactos en que debían habitar.


de señales y prodigios, y de la fuerza del Espíritu Santo. El resultado es que desde Jerusalén, viajando en todas direcciones hasta llegar a las tierras de Iliria, he llevado a cabo la proclamación del mensaje de Cristo.


Incapaces como éramos de salvarnos, Cristo, en el momento oportuno, murió por los culpables.


No puedo, pues, exigir recompensa por algo que no parte de mi propia iniciativa, sino que se me impone como tarea a realizar.


Pero, al llegar el momento cumbre de la historia, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la Ley,


llevando la historia a su punto culminante: a saber, reconstruir en Cristo la unidad de todas las cosas, las del cielo y las de la tierra.


Su venida a traído, pues, la alegre noticia de la paz: paz para vosotros , los que estabais lejos, y paz también para los judíos, que estaban cerca.


No solamente la guardia imperial en pleno, sino todos los demás, han visto claro que Cristo es la única razón de mi encarcelamiento.


Una cosa, sin embargo, es necesaria: que permanezcáis sólidamente firmes e inconmovibles en la fe y que no traicionéis la esperanza anunciada en el mensaje de salvación. Ese mensaje de salvación que vosotros escuchasteis, que ha sido proclamado a todas las criaturas que se encuentran bajo el cielo, y del que yo Pablo, me he convertido en servidor.


Este mensaje sigue dando fruto y extendiéndose por todo el mundo, como ha sucedido entre vosotros desde el día mismo en que escuchasteis y experimentasteis la verdadera generosidad de Dios.


Por el contrario, si hablamos, es porque Dios nos a juzgado dignos de confiarnos su mensaje de salvación. Y, desde luego, no tratamos de complacer a los hombres, sino sólo a Dios, que explora lo más profundo de nuestro ser.


Pablo, apóstol de Jesucristo por designio de Dios, nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza,


del glorioso mensaje de salvación que el bienaventurado Dios me ha confiado.


Hermoso y agradable es este proceder a los ojos de Dios, nuestro Señor,


Si, en efecto, nos fatigamos y luchamos, es porque hemos puesto la esperanza en Dios vivo, salvador de todos los hombres, en especial de los creyentes.


Pero el Señor estuvo conmigo, y me dio fuerzas para llevar a buen término el anuncio del mensaje de salvación de modo que todas las naciones pudieran oírlo. El Señor, que me libró de la boca del león,


ni los engañen. Al contrario, profénsenles una fidelidad profundamente sincera que haga honor ante todos a la enseñanza recibida de Dios, nuestro Salvador.


mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que estamos esperando: la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.


Empuñó su hoz el que estaba sentado sobre la nube y segó la mies de la tierra.


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