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Apocalipsis 3:5 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

5 El vencedor, pues, vestirá de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que responderé por él ante mi Padre y ante sus ángeles.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Todos los que salgan vencedores serán vestidos de blanco. Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de mi Padre y de sus ángeles que ellos me pertenecen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El vencedor vestirá de blanco. Nunca borraré su nombre del libro de la vida, sino que proclamaré su nombre delante de mi Padre y de sus ángeles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 El que así venza se vestirá con vestiduras blancas, y no borraré jamás su nombre del libro de la vida,° y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus santos ángeles.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 El que venza será vestido así, con vestiduras blancas. No borraré jamás su nombre del libro de la vida, y proclamaré su nombre ante mi Padre y ante sus ángeles'.

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Apocalipsis 3:5
23 Referencias Cruzadas  

Todo aquel que se declare a favor mío delante de los hombres,yo también me declararé a favor suyo delante de mi Padre celestial.


Pero, aun así, no os alegréis tanto de que los espíritus malignos os obedezcan como de que vuestros nombres ya estén escritos en el cielo.


Os digo además que todo aquel que se declare a favor mío delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios.


Ayúdalas tú, fiel compañero, ya que lucharon conmigo en la extensión del mensaje de salvación, junto con Clemente y el resto de mis colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.


contando con que a unos los salvaréis arrancándolos del fuego; pero a otros sólo podréis compadecerlos, y eso con cautela, evitando incluso el contacto superficial con su torpe manera de vivir.


Entre todos los habitantes de la tierra, sólo los inscritos en el libro de la vida del Cordero degollado dejarán de rendir vasallaje a la bestia.


La bestia que has visto, era, pero ya no es; va a surgir del abismo, pero marcha hacia su ruina. Los habitantes de la tierra que no están inscritos en el libro de la vida desde la creación del mundo, se quedarán estupefactos al ver reaparecer a la bestia que era, pero ya no es.


vestida de lino finísimo y deslumbrante de blancura. El lino que representa las buenas acciones de los consagrados a Dios.


No te acobardes ante los sufrimientos que te esperan. Es verdad que el diablo va a poner a prueba a algunos de vosotros metiéndolos en la cárcel; pero vuestra angustia durará poco tiempo. Tú permanece fiel hasta la muerte , y yo te daré la corona de vida.


Aunque tienes a tu favor que aborreces la conducta de los nicolaítas, como la aborrezco yo también.


De pie ante el trono estaban todos los muertos, los humildes y los poderosos. Entonces fueron abiertos los libros. También fue abierto otro libro: el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados conforme a las acciones que tenían consignadas en los libros.


Allí fueron arrojados también aquellos cuyo nombre no esta inscrito en el libro de la vida.


Pero nada manchado entrará en ella; ningún depravado, ningún embaucador. Tan sólo los inscritos en el libro de la vida del Cordero.


Si suprime algo, Dios le desgajará del árbol de la vida y le excluirá de la ciudad santa descritos en este libro.


Al vencedor le pondré de columna en el templo de mi Dios, para que ya nunca salga de allí. Y sobre la columna grabaré el nombre de mi Dios, y grabaré también, junto a mi nombre nuevo, el nombre de la ciudad de mi Dios , la Jerusalén nueva, que desciende del trono celeste de mi Dios.


Bien es verdad que ahí, en Sardes, viven contigo unos cuantos de conducta irreprochable; un día me acompañarán vestidos de blanco, porque así lo han merecido.


Recibió entonces cada una túnica blanca, mientras les decían: - Esperad un poco todavía. Esperad hasta que se complete el número de vuestros compañeros y hermanos que han de morir como vosotros.


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