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Apocalipsis 19:7 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

7 Alegrémonos y gocémonos y ensalcemos su grandeza, porque es el tiempo de las bodas del Cordero. ¡Mirad a la esposa engalanada,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Alegrémonos y llenémonos de gozo y démosle honor a él, porque el tiempo ha llegado para la boda del Cordero, y su novia se ha preparado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Alegrémonos, regocijémonos démosle honor y gloria, porque han llegado las bodas del Cordero. Su esposa se ha engalanado,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 ¡Alegrémonos° y regocijémonos y démosle gloria!, porque las bodas del Cordero han llegado, y su Esposa se ha preparado,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

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Apocalipsis 19:7
29 Referencias Cruzadas  

Andaba él preocupado por este asunto, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: - José, descendiente de David, no tengas reparo en recibir en tu casa a María, tu esposa, pues el hijo que ha concebido es por la acción del Espíritu Santo.


- El reino de Dios puede compararse a un rey que iba a celebrar la boda de su hijo.


Sed como criados que están esperando que el amo regrese de una boda, listos a abrirle la puerta en cuanto llegue y llame.


A quien la esposa pertenece es al esposo. Por su parte, el amigo del esposo, que está junto a él le escucha, se alegra extraordinariamente al oír la voz del esposo. Este es, pues, el momento en que mi alegría se ha colmado.


Os quiero tanto, que me abrasan unos celos a lo divino. He hecho lo posible por desposaros en la fe con un solo marido, por presentaros a Cristo como si de una virgen pura se tratara.


Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo que es la Iglesia.


Es grande la verdad aquí encerrada, y yo la pongo en relación con Cristo y con la Iglesia.


¡Nosotros somos los verdaderos circuncisos! Nosotros que tributamos un culto nacido del Espíritu divino; nosotros que no hemos puesto en algo humano nuestra confianza, y, si de algo estamos orgullosos, es de Cristo Jesús.


Atrás ha quedado la segunda calamidad, pero la tercera está a las puertas.


Alguien me dijo: - Escribe: 'Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero' . Y añadió: - Palabras verdaderas de Dios son éstas.


Vi también bajar del cielo la ciudad santa, la nueva Jerusalén. Venía de Dios, ataviada como una novia que se engalana para su esposo.


Uno de los siete ángeles que llevaban las siete copas con las siete últimas calamidades, se acercó a mí y me dijo: - ¡Ven! Quiero mostrarte la novia, la esposa del Cordero.


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