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Apocalipsis 19:4 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

4 Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes cayeron entonces rostro a tierra, y, adorando a Dios, que está sentado en el trono, decían: - ¡Amén! ¡Aleluya!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Exclamaron: «¡Amén! ¡Alabado sea el Señor!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro vivientes se postraron adorando a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: Amén. Aleluya.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: '¡Amén! ¡Aleluya!'.

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Apocalipsis 19:4
20 Referencias Cruzadas  

y enseñándoles a cumplir lo que yo os he encomendado. Y sabed esto: que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.


No permitas que nos apartemos de ti, y líbranos del maligno.


Habrás pronunciado una magnífica acción de gracias, inútil, sin embargo, para el provecho espiritual del que te escucha.


Vi cómo uno de los cuatro seres vivientes entregaba a los siete ángeles siete copas de oro llenas a rebosar del furor del Dios que vive para siempre.


Después de esto, oí en el cielo algo como la potente voz de una gran muchedumbre que cantaba: - ¡Aleluya! Nuestro Dios es un Dios salvador, fuerte y glorioso,


Y el coro celeste repetía: - ¡Aleluya! El humo de su hoguera seguirá subiendo por siempre.


Y oí algo como la voz de una muchedumbre inmensa, como el rumor de aguas caudalosas, como el retumbar de truenos fragorosos. Decían: - ¡Aleluya! El Señor Dios nuestro, dueño de todo, ha establecido su reinado.


Los cuatro seres vivientes respondieron: 'Amén', y los ancianos se postraron en profunda adoración.


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