Apocalipsis 12:8 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

⁸ Fue, pues, precipitado a la tierra, junto con sus ángeles, aquel dragón, que es la antigua serpiente, la que tiene por nombre Diablo y Satanás, la que continuamente está seduciendo al mundo entero.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

⁸ pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁸ El dragón perdió la batalla y él y sus ángeles fueron expulsados del cielo.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁸ pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁸ pero no prevaleció, ni fue hallado ya en el cielo lugar para ellos.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁸ Pero no prevaleció ni hubo lugar para ellos en el cielo.

Apocalipsis 12:8 Referencias Cruzadas

Mateo 16:18

Por eso te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi Iglesia, y el poder del sepulcro no la vencerá.

Hechos 1:25

para que pase a ocupar en este ministerio apostólico el puesto del que renegó Judas para irse al lugar que le correspondía.'

Judas 1:6

Ya sé que lo conocéis todo perfectamente, pero vale la pena recordaros unas cuantas cosas. Por ejemplo, que aunque el Señor liberó al pueblo de la opresión egipcia, después aniquiló a los incrédulos.

Apocalipsis 12:11

¡Alegraos, por tanto, cielos, y quienes en ellos tenéis vuestra morada! Temblad, en cambio, vosotros, tierra y mar, porque el diablo ha bajado hasta vosotros ebrio de furor, sabiendo que es corto el tiempo con que cuenta.

Apocalipsis 12:7

pero no vencieron, y fueron arrojados del cielo para siempre.

Apocalipsis 12:9

Mientras tanto resonó en el cielo una voz poderosa que decía: - Ya está aquí la salvación, y el poder, y el reino de nuestro Dios; ya está aquí la soberanía de su Cristo. Ha sido reducido a la impotencia el que día y noche acusaba a nuestros hermanos delante de nuestro Dios.

Apocalipsis 20:11

Vi luego un trono resplandeciente y majestuoso. Ante la presencia del que estaba sentado en él desaparecieron el cielo y la tierra, sin dejar rastro tras de sí.