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Apocalipsis 11:18 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

18 En aquel instante se abrió el templo celeste de Dios, y dentro de él apareció el arca de su alianza en medio de relámpagos, truenos fragorosos, temblores de tierra y un recio granizar.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Las naciones se llenaron de ira, pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado. Es tiempo de juzgar a los muertos y de recompensar a tus siervos, los profetas, y también a tu pueblo santo y a todos los que temen tu nombre, desde el menos importante hasta el más importante. Es tiempo de destruir a todos los que han causado destrucción en la tierra».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Las naciones se habían enfurecido, pero tu enojo las sorprendió: ha llegado el momento de juzgar a los muertos, de premiar a tus siervos los profetas, a tus santos y a cuantos honran tu Nombre, ya sean grandes o pequeños, y de destruir a los que destruyen la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y se airaron las naciones, pero ha llegado ya tu ira, y el tiempo de ser juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes,° y de destruir a los que destruyen la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Las naciones se habían airado, mas llegó tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos, de dar la recompensa a tus siervos, los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruían la tierra'.

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Apocalipsis 11:18
48 Referencias Cruzadas  

¡Alegraos entonces! ¡Estad contentos, porque en el cielo os espera una gran recompensa! ¡Así también fueron perseguidos los profetas que vivieron antes que vosotros!


El siempre tendrá misericordia de los que le honran.


Una sola vez han de pasar los hombres por la muerte, y a continuación serán sometidos al juicio de Dios.


Juro que, cuando el séptimo ángel comience a tocar su trompeta, Dios cumplirá su plan secreto anunciado como buena nueva a sus servidores los profetas.


Será entonces cuando yo envíe a mis dos testigos, para que, austeramente vestidos, proclamen el mensaje de Dios durante mil doscientos sesenta días.


El que esté destinado a ser cautivo, cautivo será. El que haya de morir a espada, a filo de espada morirá. ¡Ha sonado la hora de poner a prueba la firmeza y la fe de los consagrados a Dios!


Mandó también que todos, humilde y poderosos, ricos y pobres, libres y esclavos, llevaran una marca tatuada en la mano derecha o en la frente.


Pero entonces, disponeos a beber el vino de la ira de Dios, a apurar la copa del inexorable furor divino, a ser torturados con fuego y azufre en presencia de los santos ángeles y del Cordero.


Formidable y maravillosa era la escena que vi luego en el cielo: siete ángeles llevaban las siete últimas calamidades con las que había de consumarse la ira de Dios.


Vi cómo uno de los cuatro seres vivientes entregaba a los siete ángeles siete copas de oro llenas a rebosar del furor del Dios que vive para siempre.


Pagadle con su misma moneda, y aun dadle el doble: Si prevaricó como uno, castigadla como dos; en la copa de sus desenfrenos verted doble amargura.


Una espada afilada salía de su boca, para herir con ella a las naciones, a las que gobernará con cetro de hierro; y pisará el lagar del vino de la terrible ira de Dios, que es dueño de todo.


Podéis comer carne a discreción: carne de reyes, de generales y de valientes guerreros; carne de caballos y de sus jinetes; carne de toda clase de gente: libres y esclavos, humildes y poderosos.


Salió también del trono una voz que decía: - Alabad a nuestro Dios todos cuantos le servís y teméis, humildes y poderosos.


De pie ante el trono estaban todos los muertos, los humildes y los poderosos. Entonces fueron abiertos los libros. También fue abierto otro libro: el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados conforme a las acciones que tenían consignadas en los libros.


Allí fueron arrojados también aquellos cuyo nombre no esta inscrito en el libro de la vida.


Estoy a punto de llegar, y voy a recompensar a cada uno conforme a su conducta.


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