Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos.
¡Qué alegría para los que reciben su fuerza del Señor, los que se proponen caminar hasta Jerusalén!
Dichosos los hombres cuya fuerza eres tú y que gustan de subir hasta ti.
¡Cuán bienaventurado es el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están las sendas!°
Dichosos los que habitan en tu casa, para alabarte sin cesar. Selah