Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera.
Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos.
Así que dejé que siguiera sus tercos deseos y que viviera según sus propias ideas.
Los dejé, pues, que siguieran sus caprichos y caminaran según su parecer.
Los entregué, por tanto, a la obstinación de su corazón, Para que anduvieran en sus propios designios.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer.