Su sombra se extendía hasta las montañas, su follaje cubría los más altos cedros.
Los montes fueron cubiertos de su sombra, Y con sus sarmientos los cedros de Dios.
Nuestra sombra cubrió las montañas; nuestras ramas cubrieron los poderosos cedros.
De su sombra se cubrieron las montañas y de sus pámpanos, los cedros divinos.
Los montes fueron cubiertos por su sombra, Y con sus sarmientos los cedros de Dios.
Le preparaste el suelo, echó grandes raíces, llenó todo el país.