que la vergüenza de su derrota humille a los que se burlan de mí.
Sean asolados en pago de su afrenta Los que me dicen: ¡Ea, ea!
que su vergüenza los horrorice, porque dijeron: «¡Ajá! ¡Ahora sí lo atrapamos!».
Que se escondan de vergüenza los que dicen: '¡Esta vez lo pillamos!'
¡Queden atónitos a causa de su vergüenza Los que me dicen: Ea, ea!
Queden confusos y humillados los que buscan mi vida para arrebatarla; retírense afrentados los que quieren mi mal;