A fin de cuentas, más se aprecia al que reprende que al que adula.
El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia Que el que lisonjea con la lengua.
A fin de cuentas, la gente aprecia la crítica sincera mucho más que la adulación.
El que sabe reprochar será un día más apreciado que el que es bueno para adular.
El que reprende a otro será más estimado Que el de lengua aduladora.
Quien corrige a otro hallará luego favor, más que quien adula con la lengua.