Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula.
El alma del que trabaja, trabaja para sí, Porque su boca le estimula.
Es bueno que los trabajadores tengan hambre; el estómago vacío los motiva a seguir su labor.
La necesidad del trabajador trabaja para él, su boca tiene exigencias y lo presiona.
El alma del que trabaja, para sí trabaja, Porque su boca lo constriñe.
El hambre del obrero trabaja para él, pues su boca le sirve de estímulo.