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Lucas 7:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

7 Por eso ni siquiera me atreví a presentarme ante ti. Pero, con una sola palabra que digas, quedará sano mi siervo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Ni siquiera soy digno de ir a tu encuentro. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Por eso ni siquiera me atreví a ir personalmente donde ti. Basta que tú digas una palabra y mi sirviente se sanará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 por lo cual, ni siquiera me consideré digno de ir a ti; pero dilo de palabra, ¡y sea sano° mi mozo!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 por eso, tampoco yo me he considerado digno de presentarme ante ti. Pero dilo de palabra, y que mi criado se cure.

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Lucas 7:7
10 Referencias Cruzadas  

Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro.


Todos se asustaron y se decían unos a otros: «¿Qué clase de palabra es esta? ¡Con autoridad y poder da órdenes a los espíritus malignos, y salen!»


porque él habló, y todo fue creado; dio una orden, y todo quedó firme.


Todos se quedaron tan asustados que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva, pues lo hace con autoridad! Ordena incluso a los espíritus malignos, y le obedecen».


Jesús extendió la mano y tocó al hombre. ―Sí, quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante se le quitó la lepra.


»”¡Ved ahora que yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder.


»Del Señor vienen la muerte y la vida; él nos hace bajar al sepulcro, pero también nos levanta.


Les dijo: «Yo soy el Señor vuestro Dios. Si escucháis mi voz y hacéis lo que yo considero justo, y si cumplís mis leyes y mandamientos, no traeré sobre vosotros ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que os devuelvo la salud».


Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión mandó unos amigos a decirle: ―Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo.


Yo mismo obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.


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