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Levítico 26:41 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

41 las cuales me han obligado a enviarlos al país de sus enemigos, y si su obstinado corazón se humilla y reconoce su pecado,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

41 yo también habré andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Cuando yo haga que su hostilidad se vuelva contra ellos y los lleve a la tierra de sus enemigos, entonces, por fin, su obstinado corazón será humillado y pagarán por sus pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 y que yo también me enfrenté con ellos y los desterré al país de sus enemigos. ¡Ojalá que se humillen los corazones incircuncisos y acepten el castigo de su maldad!

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Yo también tuve que andar en oposición con ellos, y llevarlos a la tierra de sus enemigos. Entonces se humillará su corazón incircunciso y entonces aceptarán el castigo de su iniquidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Por eso me opuse yo a ellos y los expulsé a la tierra de sus enemigos. Entonces se humillará su corazón incircunciso y expiarán su iniquidad.

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Levítico 26:41
39 Referencias Cruzadas  

«¿Has notado cómo Acab se ha humillado ante mí? Por cuanto se ha humillado, no enviaré esta desgracia mientras él viva, sino que la enviaré a su familia durante el reinado de su hijo».


Por haberse humillado Roboán, y porque aún quedaba algo bueno en Judá, el Señor apartó su ira de él y no lo destruyó por completo,


Luego Ezequías, junto con los habitantes de Jerusalén, se arrepintió de su orgullo, y mientras él vivió, el Señor no volvió a derramar su ira contra ellos.


Su oración y la respuesta que recibió, como también todos sus pecados y rebeldías, los sitios donde erigió santuarios paganos y colocó las imágenes de la diosa Aserá y de otros ídolos, lo cual hizo antes de su humillación, todo esto está escrito en las crónicas de Jozay.


Pero, a diferencia de su padre Manasés, no se humilló ante el Señor, sino que multiplicó sus pecados.


»Después de todo lo que nos ha acontecido por causa de nuestras maldades y de nuestra grave culpa, reconocemos que tú, Dios nuestro, no nos has dado el castigo que merecemos, sino que nos has dejado un remanente.


¡Señor, Dios de Israel, tú eres justo! Tú has permitido que hasta hoy sobrevivamos como remanente. Culpables como somos, estamos en tu presencia, aunque no lo merecemos».


Tú has sido justo en todo lo que nos ha sucedido, porque actúas con fidelidad. Nosotros, en cambio, actuamos con maldad.


»He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.


Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón, y le advirtieron: «Así dice el Señor y Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te opondrás a humillarte en mi presencia? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.


Habitantes de Judá y de Jerusalén, marcad vuestro corazón con la señal del pacto: circuncidaos para honrar al Señor, no sea que por la maldad de vuestras obras mi furor se encienda como el fuego y arda sin que nadie pueda apagarlo.


¿A quién hablaré? ¿A quién advertiré? ¿Quién podrá escucharme? Tienen tapados los oídos y no pueden comprender. La palabra del Señor los ofende; detestan escucharla.


Os consolares cuando veáis la conducta y las obras de esa gente, y sabréis que lo que hice contra Jerusalén no fue sin razón. Lo afirma el Señor omnipotente».


Allí os acordaréis de vuestra conducta y de todas vuestras acciones con las que os contaminasteis, y sentiréis asco de vosotros mismos por todas las maldades que cometisteis.


Dejasteis entrar en mi santuario a extranjeros, incircuncisos de corazón y de cuerpo, para que profanaran mi templo. Mientras tanto, vosotros me ofrecíais alimentos, grasa y sangre, violando así mi pacto con vuestras acciones detestables.


Así dice el Señor omnipotente: ¡No entrará en mi templo ningún extranjero incircunciso de corazón y de cuerpo; ni siquiera los extranjeros que habitan entre los israelitas!


Los sobrevivientes se acordarán de mí en las naciones donde hayan sido llevados cautivos. Se acordarán de cómo sufrí por culpa de su corazón adúltero, y de cómo se apartaron de mí y se fueron tras sus ídolos. ¡Sentirán asco de ellos mismos por todas las maldades que hicieron y por sus obras repugnantes!


yo también seguiré oponiéndome a vosotros. Yo mismo os heriré siete veces por vuestros pecados.


entonces yo también me pondré definitivamente en contra vuestra. Siete veces os castigaré por vuestros pecados,


Deberá confesar su pecado y pagarle a la persona perjudicada una compensación por el daño causado, con un recargo del veinte por ciento.


Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.


Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.


»Os digo que este, y no aquel, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


»¡Tercos, duros de corazón y oídos! Vosotros sois iguales que vuestros antepasados: ¡Siempre resistís al Espíritu Santo!


En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor.


Por eso, despójate de lo pagano que hay en tu corazón, y ya no seas terco.


El Señor tu Dios quitará lo pagano que haya en tu corazón y en el de tus descendientes, para que lo ames con todo tu corazón y con toda tu alma, y así tengas vida.


Y cuando les sobrevengan muchos desastres y adversidades, este cántico servirá de testimonio contra ellos, porque sus descendientes lo recordarán y lo cantarán. Yo sé lo que mi pueblo piensa hacer, aun antes de introducirlo en el territorio que juré darle».


Porque la circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos, nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.


Además, en él fuisteis circuncidados, no por mano humana, sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo.


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