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Levítico 20:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

8 »Obedeced mis estatutos y ponedlos por obra. Yo soy el Señor, que os santifico.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Guarden todos mis decretos poniéndolos en práctica, porque yo soy el Señor quien los hace santos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Guarden mis preceptos y practíquenlos: ¡Yo soy Yavé, y a ustedes les hago santos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Guardaréis mis estatutos y los pondréis por obra. Yo soy YHVH, que os santifico.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Observad mis leyes y ponedlas en práctica. Yo soy Yahveh, el que os santifica.

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Levítico 20:8
19 Referencias Cruzadas  

«Diles lo siguiente a los israelitas: “Vosotros deberéis observar mis sábados. En todas las generaciones venideras, el sábado será una señal entre vosotros y yo, para que sepáis que yo, el Señor, os he consagrado para que me sirváis.


También les di mis sábados como una señal entre ellos y yo, para que reconocieran que yo, el Señor, he consagrado los sábados para mí.


Y, cuando mi santuario esté para siempre en medio de ellos, las naciones sabrán que yo, el Señor, he hecho de Israel un pueblo santo”».


»Cumplid mis estatutos: »No crucéis animales de especies diferentes. »No plantéis en vuestro campo dos clases distintas de semilla. »No uséis ropa tejida con dos clases distintas de hilo.


»Obedeced todos mis estatutos. Poned por obra todos mis preceptos. Yo soy el Señor».


Sed vosotros santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he distinguido entre las demás naciones, para que seáis míos.


Considéralo santo, porque él ofrece el pan de tu Dios. Santo será para ti, porque santo soy yo, el Señor, que os santifico a vosotros.


»No profanéis mi santo nombre, sino reconocedme como santo en medio de los israelitas. Yo soy el Señor, que os santifica.


Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.


¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro?


Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.


»Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.


¿Entendéis esto? Dichosos seréis si lo ponéis en práctica.


Pero gracias a él vosotros estáis unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención—


Que Dios mismo, el Dios de paz, os santifique por completo, y conserve todo vuestro ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo.


Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios os escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tenéis en la verdad.


No os contentéis solo con escuchar la palabra, pues así os engañáis vosotros mismos. Llevadla a la práctica.


»Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad.


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