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Jueces 1:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

16 Los descendientes de Hobab el quenita, suegro de Moisés, acompañaron a la tribu de Judá desde la Ciudad de las Palmeras hasta el desierto de Judá, que está en el Néguev, cerca de Arad. Allí habitaron con la gente del lugar.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Y los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Cuando los miembros de la tribu de Judá salieron de Jericó —la ciudad de las palmeras—, los ceneos (que eran descendientes del suegro de Moisés) los acompañaron al desierto de Judá y se establecieron entre la gente del lugar, cerca de la ciudad de Arad, en el Neguev.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Los hijos de Hobab el quenita, cuñado de Moisés, subieron con los hijos de Judá, desde la Ciudad de las Palmeras hasta el desierto de Judá, al sur de Arad. Allí se establecieron en medio del pueblo de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Entonces los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron juntamente con los hijos de Judá, de la ciudad de las Palmas al desierto de Judá, que está al sur de Arad. Y así fueron y habitaron con el pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Los hijos de Jobab, el quenita, suegro de Moisés, subieron con los hijos de Judá desde la ciudad de las Palmeras al desierto que está al sur de Arad, y fueron a habitar con los amalecitas.

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Jueces 1:16
26 Referencias Cruzadas  

el sexto, Ozén; y el séptimo, David.


y las familias de los escribas que vivían en Jabés, es decir, los tirateos, los simateos y los sucateos. Estos fueron los quenitas, descendientes de Jamat, padre de la familia de Recab.


En aquel tiempo, el rey Acaz solicitó la ayuda de los reyes de Asiria,


Todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo Israel, y la manera como el Señor había sacado a Israel de Egipto, llegó a oídos de Jetro, sacerdote de Madián y suegro de Moisés.


Dicho esto, Jetro le presentó a Dios un holocausto y otros sacrificios, y Aarón y todos los ancianos de Israel se sentaron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.


Más tarde, Moisés despidió a su suegro, quien volvió entonces a su país.


Moisés salió al encuentro de su suegro, se inclinó delante de él y lo besó. Después de intercambiar saludos y desearse lo mejor, entraron en la tienda de campaña.


Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios.


Moisés se fue de allí y volvió a la casa de Jetro, su suegro. Al llegar le dijo: ―Debo marcharme. Quiero volver a Egipto, donde están mis hermanos de sangre. Voy a ver si todavía viven. ―Anda, pues; que te vaya bien —le contestó Jetro.


«Ve a la familia de los recabitas, e invítalos para que vengan a una de las salas de la casa del Señor, y ofréceles vino».


Cuando el cananeo que reinaba en la ciudad de Arad y vivía en el Néguev se enteró de que los israelitas venían por el camino de Atarín, los atacó y capturó a algunos de ellos.


En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea


Le mostró también la región del Néguev y la del valle de Jericó, la Ciudad de Palmeras, hasta Zoar.


Luego el Señor le dijo: «Este es el territorio que juré a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes. Te he permitido verlo con tus propios ojos, pero no podrás entrar en él».


el rey de Jormá, el rey de Arad,


Los clanes de la tribu de Benjamín poseyeron las siguientes ciudades: Jericó, Bet Joglá, Émec Casís,


―Concédeme un gran favor —respondió ella—. Ya que me has dado tierras en el Néguev, dame también manantiales. Fue así como Caleb le dio a su hija manantiales en las zonas altas y en las bajas.


Después de aliarse con los amonitas y amalecitas, Eglón fue y atacó a Israel, y se apoderó de la Ciudad de las Palmeras.


Héber el quenita se había separado de los otros quenitas que descendían de Hobab, el suegro de Moisés, y armó su campamento junto a la encina que está en Zanayin, cerca de Cedes.


Mientras tanto, Sísara había huido a pie hasta la tienda de Jael, la esposa de Héber el quenita, pues había buenas relaciones entre Jabín, rey de Jazor, y el clan de Héber el quenita.


Los quenitas se apartaron de los amalecitas, pues Saúl les dijo: «¡Idos de aquí! Salid y apartaos de los amalecitas. Vosotros fuisteis bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto. Así que no quiero destruiros a vosotros juntamente con ellos».


Si Aquis le preguntaba: «¿Qué región saqueaste hoy?», David le respondía: «La del sur de Judá»; o bien: «La del sur de Jeramel»; o «La del sur, donde viven los quenitas».


Racal, las ciudades de Jeramel, las ciudades quenitas


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