Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Juan 2:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

11 Esta, la primera de sus señales, la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Esta señal milagrosa en Caná de Galilea marcó la primera vez que Jesús reveló su gloria. Y sus discípulos creyeron en él.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

11 Este principio de las señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Ésta es la primera de las señales que Jesús realizó en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Este principio de milagros hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.

Ver Capítulo Copiar




Juan 2:11
43 Referencias Cruzadas  

Entonces la mujer le dijo a Elías: ―Ahora sé que eres un hombre de Dios, y que lo que sale de tu boca es realmente la palabra del Señor.


Bendito sea por siempre su glorioso nombre; ¡que toda la tierra se llene de su gloria! Amén y amén.


Proclamad su gloria entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos.


Y al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado en contra de los egipcios, temieron al Señor y creyeron en él y en su siervo Moisés.


Pero, si no te creen ni te hacen caso después de estas dos señales, toma agua del Nilo y derrámala en el suelo. En cuanto el agua del río toque el suelo, se convertirá en sangre.


¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras!


Entonces se revelará la gloria del Señor, y la verá toda la humanidad. El Señor mismo lo ha dicho».


Si no me hacéis caso ni os decidís a honrar mi nombre —dice el Señor Todopoderoso—, os enviaré una maldición, y maldeciré vuestras bendiciones. Ya las he maldecido, porque no os habéis decidido a honrarme.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.


pues la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.


Al día siguiente, Jesús decidió salir hacia Galilea. Se encontró con Felipe, y lo llamó: ―Sígueme.


―¿Lo crees porque te dije que te vi cuando estabas debajo de la higuera? ¡Vas a ver aun cosas más grandes que estas! Y añadió:


Mucha gente acudía a él, y decía: «Aunque Juan nunca hizo ninguna señal milagrosa, todo lo que dijo acerca de este hombre era verdad».


y por causa vuestra me alegro de no haber estado allí, para que creáis. Pero vamos a verlo.


Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron una reunión del Consejo. ―¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas.


Muchos que se habían enterado de la señal realizada por Jesús salían a su encuentro.


A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él.


Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él.


Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.


ya que el Padre mismo os ama porque me habéis amado y habéis creído que yo he venido de parte de Dios.


Ya podemos ver que sabes todas las cosas, y que ni siquiera necesitas que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que saliste de Dios.


Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús se encontraba allí.


Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía.


Este fue de noche a visitar a Jesús. ―Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.


Por eso se fue de Judea y volvió otra vez a Galilea.


Y volvió otra vez Jesús a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Capernaún.


Esta fue la segunda señal que hizo Jesús tras volver de Judea a Galilea.


para que todos honren al Hijo como lo honran a él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió.


Al ver la señal que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad este es el profeta, el que ha de venir al mundo».


Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que hacía en los enfermos.


―Ciertamente os aseguro que me buscáis no porque habéis visto señales, sino porque comisteis pan hasta llenaros.


―¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? —insistieron ellos—.


Con todo, muchos de entre la multitud creyeron en él y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales que este hombre?»


Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros objetaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales?» Y había desacuerdo entre ellos.


Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.


Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.


Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo.


y me dijeron: “El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su majestad, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida aunque Dios hable con él.


Os escribo estas cosas a vosotros, que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos