No se alarma si brama el río; vive tranquilo aunque el Jordán le llegue al hocico.
He aquí, sale de madre el río, pero él no se inmuta; Tranquilo está, aunque todo un Jordán se estrelle contra su boca.
El río tempestuoso no le molesta, ni le preocupa cuando el creciente Jordán se arremolina a su alrededor.
Si el río crece, no se asusta; el agua le llega hasta el hocico, y él se queda tranquilo.
He aquí, cuando el río se embravece, él no se alarma, Queda tranquilo, aunque el Jordán espumee contra su hocico.
Aunque el río crezca, no se asusta; quieto está aunque un Jordán le llegue al hocico.