»Pero me parece haber oído que decías (al menos, eso fue lo que escuché):
De cierto tú dijiste a oídos míos, Y yo oí la voz de tus palabras que decían:
»Tú has hablado en mi presencia y he escuchado tus palabras.
No dejas de repetir, pues he oído el son de tus palabras:
De cierto tú dijiste a oídos míos (Porque el son de tus palabras yo mismo escuchaba):
Has dicho, pues, en mi presencia -yo he oído el sonido de tu voz-: