¿Quién bajo mi techo no sació su hambre con los manjares de mi mesa?
Si mis siervos no decían: ¿Quién no se ha saciado de su carne?
»Mis siervos nunca han dicho: “Él dejó que otros pasaran hambre”.
Decían las gentes de mi casa: ¿Hay alguien que no se haya saciado en su mesa?
¿Acaso los siervos de mi tienda no decían: ¿Quién podrá hallar a alguno que no se haya saciado con su° alimento?
Ya decía la gente de mi tienda: ¿Quién con su carne no se habrá saciado?