Dice la gente que vive tranquila: “¡Al daño se añade la injuria!”, “¡Al que está por caer, hay que empujarlo!”
Aquel cuyos pies van a resbalar Es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas.
La gente que está tranquila se burla de los que están en dificultades. Le da un empujón a los que tropiezan.
Desprecio al desdichado, así juzga el satisfecho; 'un golpe más a quien vacila'.
Pues desprecia el infortunio quien está en holgura, Y recibe zancadilla aquel cuyo pie resbala.
¡Mal haya la desgracia! -piensa el dichoso-. ¡La zancadilla para quien tropiece!