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Jeremías 5:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

1 «Recorred las calles de Jerusalén, observad con cuidado, buscad por las plazas. Si encontráis una sola persona que practique la justicia y busque la verdad, yo perdonaré a esta ciudad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 «Corran por todas las calles de Jerusalén —dice el Señor—. Busquen arriba y abajo; ¡busquen por toda la ciudad! Si encuentran aunque sea a una sola persona justa y honrada, no destruiré la ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Recorran las calles de Jerusalén, miren bien e infórmense. Busquen por las plazas, a ver si encuentran a un hombre, uno siquiera, que practique la justicia y busque la verdad, y perdonaré a esta ciudad. '¿Tus ojos, Yavé, no buscan acaso la verdad?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Recorred las calles de Jerusalem, Y mirad, e informaos, y buscad por sus plazas, Si podéis hallar un hombre, Si hay uno solo que haga justicia, Que busque la verdad, Y Yo la perdonaré.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y comprobad, buscad por sus plazas a ver si encontráis a uno siquiera, a uno que practique la justicia, que busque la verdad, y la perdonaré.

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Jeremías 5:1
29 Referencias Cruzadas  

―Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso —respondió él—. Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!


El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles. Pero de ahora en adelante tendrás guerras, pues actuaste como un necio».


Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo.


Desde el cielo, el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios.


Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!


¿Quién se levantó a defenderme de los impíos? ¿Quién se puso de mi parte contra los malhechores?


Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza?


Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!


Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita fuertemente:


Me levanto, y voy por la ciudad, por sus calles y mercados, buscando al amor de mi vida. ¡Lo busco y no lo hallo!


Nadie clama por la justicia, nadie va a juicio con integridad. Se confía en argumentos sin sentido, y se mienten unos a otros. Conciben malicia y dan a luz perversidad.


»¿Por qué litigáis conmigo? Todos vosotros os habéis rebelado contra mí —afirma el Señor—.


Entonces los hombres que sabían que sus esposas ofrecían incienso a otros dioses, así como las mujeres que estaban presentes, es decir, un grupo numeroso, y todo el pueblo que vivía en la región sur de Egipto, respondieron a Jeremías:


He escuchado con suma atención, para ver si alguien habla con rectitud, pero nadie se arrepiente de su maldad; nadie reconoce el mal que ha hecho. Todos siguen su loca carrera, como caballos desbocados en combate.


¡Ojalá tuviera yo en el desierto una posada junto al camino! Abandonaría a mi pueblo, y me alejaría de ellos. Porque todos ellos son adúlteros, son una banda de traidores.


Por eso, así dice el Señor Todopoderoso: «Voy a refinarlos, a ponerlos a prueba. ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?


Yo he buscado entre ellos a alguien que se interponga entre mi pueblo y yo, y dé la cara por él para que yo no lo destruya. ¡Y no lo he hallado!


El Señor me respondió: «La iniquidad del pueblo de Israel y de Judá es extremadamente grande. El país está lleno de violencia; la ciudad, llena de injusticia. Ellos piensan: “El Señor ha abandonado el país. No hay ningún Señor que vea”.


»”Tú, Daniel, guarda estas cosas en secreto y sella el libro hasta la hora final, pues muchos andarán de un lado a otro en busca de cualquier conocimiento”.


Se abalanzan contra la ciudad, arremeten contra los muros, trepan por las casas, se meten por las ventanas como ladrones.


La gente vagará sin rumbo de mar a mar; andarán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán.


y le dijo: «Corre a decirle a ese joven: »“Tanta gente habrá en Jerusalén, y tanto ganado, que Jerusalén llegará a ser una ciudad sin muros.


El siervo regresó e informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos”.


Con toda perversidad engañará a los que se pierden por haberse negado a amar la verdad y así ser salvos.


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