Miro entre ellos, y no hay nadie; no hay entre ellos quien aconseje, no hay quien me responda cuando les pregunto.
Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no respondieron palabra.
Ninguno de sus ídolos les dijo esto; ni uno respondió cuando pregunté.
Miré y no había nadie que diera una opinión, a quien yo preguntara y que me respondiera.
Miré, y no había nadie, de ellos no había consejero que les preguntara y me respondieran.
Miré, y no había nadie, entre éstos, no había un consejero para que les preguntara y ellos me respondieran.